Lo único que tienes que hacer es creer en ti misma, pensar que conseguirás hacer todo lo que te propongas, ir convencida de que vas a cumplir tus sueños, armarte de valor e intentarlo, pero, ¿sabéis qué pasa? Que cuando vas acercándote a tu meta, no sé que es lo que pasa que das un paso atrás y es que estoy harta de escuchar que no conseguiré lograrlo, que es muy difícil para mí, que yo, no soy nadie. He dejado pasar muchas ocasiones, ocasiones a las que llevaba deseando enfrentarme durante mucho tiempo, pero siempre aparecen esas típicas personas, diciéndote que jamás conseguirás hacerlo, que es de locos y lo único que te dan es inseguridad, la inseguridad que te lleva a pensar más las cosas y que al final acabes por no hacerlas. Siempre he dependido de los demás, hasta que apareció alguien y me dijo que nunca me detuviera, que tratara de ver las señales que me llevaban a mi meta y no sé por qué, la verdad, pero esas palabras significaron mucho para mi en aquel momento, me sentí con fuerza y con el valor necesario para hacer todo lo que quería, ya no me importaba la opinión de la gente, ellos no son yo, si cometo un error, lo cometeré yo, si me caigo, me levantaré yo, si lloro, lloraré yo, si desaparezco, desapareceré yo, ellos no son nadie, ellos nunca serán yo.
Insignificantes palabras para la mayoría, pero que estas, en el momento indicado, pueden hacerte cambiar de opinión, pueden cambiar tu vida y yo he cometido infinidad de errores, lo admito, pero también he acertado muchas veces. He aprendido que la victoria es incluso incómoda para el que no está acostumbrado a ella, que la vida no está hecha para entenderla, sino simplemente para vivirla y por eso hay que arriesgarse, he vivido millones de momentos, de cosas inolvidables y ahora muchos piensan que ya he visto de todo, pero debo decir que aunque ellos no me crean, yo aún no he visto nada.