Nos hacemos mayores, nos casamos, sumamos, tenemos hijos, seguimos sumando, llegamos a tener nietos, y sumamos más aún que las anteriores veces y de repente, alguien piensa que ya hay suficientes personas como tú y que es hora de que los esquemas cambien, entonces es cuando te restan, te quitan algo o te separan de alguien y no se dan cuenta de que te están sumando un vacío que no se puede llenar con ninguna otra cosa.
¿Sabéis que os digo? A la mierda las sumas y las restas, que yo soy de letras.
No podemos vivir separados del mundo y eso tiene un precio, sí, conocemos gente pero hay gente que se va y otra que se queda y por un segundo piensas en la ausencia de cualquiera de todas estas personas y lo ves todo imposible pero un día, pasa, y entonces es cuando pierdes.
Y es así de sencillo, pierdes y te dicen que sigas adelante, que la vida sigue y que tienes que pasar página, pues, ¿sabéis? no me da la gana, quiero quedarme en la página en la que estaba antes de perder y que me quitaran todo lo que nunca pensé que me quitarían, y quiero quedarme hasta el final.
Pero no, la vida está hecha para vivirla y pase lo que pase, tienes que seguir adelante, esas son las normas. Ni querer meterte en la cama a las seis de la tarde para que el dolor pase, ni llorar hasta llegar a la deshidratación, ni gritar.
La vida nos suma y después, nos resta. Y ahí sigues tú, intentando buscar un horizonte donde todo tenga sentido aún con dolor en tu interior con el que tendrás que vivir para siempre, hasta que seas tú quien deje ese vacío. Y así es como tenemos que vivir, sabiendo que lo que hoy está es bastante probable que mañana ya no esté. Atando lazos para que tiempo después se rompan, y a mi no me da la gana, lo que tengo, lo quiero para siempre .