Hay días en los que ves todo totalmente oscuro, en los que piensas que desaparecer o simplemente no salir de la cama es lo mejor, pero no nos confundamos, no, siempre hay que levantarse de la cama, siempre hay que levantarse y sonreír al mundo, porque el mundo es como un espejo; sonríe a la vida y ella te devolverá la sonrisa.
Que cuando pensamos que no podemos más, cuando pensamos que todo se hunde, ese es el momento de mirar hacia delante con la cabeza bien alta y darte cuenta de que nada es lo suficiente fuerte como para hundirte.
Que muchas veces esa es la única forma de seguir, cuando estás segura de que ni un terremoto te movería de tu sitio simplemente porque tú eres más fuerte que él.
Que nadie dijo que la vida fuera fácil, pero si es más sencilla cuando te das cuenta de que con siete mil millones de personas que hay en el mundo, un par de ellas no te pueden arruinar la vida.
La vida está para vivirla, para salir con tus amigos y emborracharte si hace falta, para gritar al mundo que estás aquí y que nadie va a ocupar tu lugar, porque nadie es capaz de ocuparlo, porque cada persona es única. Levanta la cabeza y piensa que si tú no lo haces nadie lo hará por ti, levanta la cabeza y descubrirás que tienes una vida por delante llena de retos que podrás superar, llena de cosas que te encantan, llena de personas que te necesitan para seguir adelante.
Que cuando nos sentimos solos nos equivocamos, siempre hay alguien esperándonos al otro lado de la puerta.
Que aunque creas que no, siempre hay un motivo por el que sonreír, y si por casualidad no lo hubiera, sigue sonriendo, que hacerlo es gratis.
Recuerda que sonreír siempre es la mejor opción, recuerda que como tú no hay nadie más, recuerda que puedes con todo lo que se te ponga por delante. Recuérdalo.
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