A 592 kilómetros, lejos de todo lo que me rodea, lejos de todo lo que me hace infeliz. Lo que necesito está allí, sí, a 592 kilómetros, probablemente una de las cosas que podrían hacerme sonreír de verdad y no de mentira, con todas esas sonrisas que se ponen falsamente para complacer a los demás. No es lo único que podría hacerme feliz pero si es lo que más necesito en estos momentos y no lo tengo, sí, a él.
76 días me separan de ver a una de las chicas más increíbles que hay, de cumplir un sueño con ella, de vivir días más que increíbles y que nunca podré olvidar.
Todo lo bueno se encuentra lejos de nosotros, absolutamente todo. ¿Mi felicidad? ¿Mi sonrisa? ¿Mis fuerzas de seguir adelante? Sí, están a 592 kilómetros. Es cierto que las necesito aquí, pero, oye, al menos lo tengo. Quiero un día cerrar los ojos, y despertarme sabiendo que estará ahí, que no tendré que imaginar, llorar por lo que puedo necesitar, querer tener y tenerlo justo ahí.
Si pudiera pedir sólo un deseo, sería poder tenerles aquí, aunque sólo fuera por un momento, pero tenerles aquí, nadie se imagina lo que duele tener que esperar, imaginar, desear tener, necesitar hacer, poder hacer, y quedarse en eso, en esperar para todo eso. Necesito apartarme de todo lo malo y buscar lo bueno, dejar las lágrimas y empezar a sentir sonrisas, sentir que por fin algo va a salir bien y yo no voy a salir herida, ¿Es tan difícil? Me limitaré a pedir deseos, luchar por ellos y esperar que se cumplan.
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